Pediatras instan a frenar el síndrome metabólico, placebos ayudan a jóvenes pacientes con SII, y dificultad para hallar terapia conductual en niños.
El síndrome metabólico está aumentando en todo el mundo entre los jóvenes, con cerca de 26 millones de niños y 36 millones de adolescentes afectados, según una revisión sistemática y un análisis de modelos.
El doctor Jean Joel Bigna, del Centro Pasteur de Camerún en Yaoundé, conversó Reuters Health, sostuvo que “el estudio Global Burden of Disease (www.thelancet.com/gbd) informó de un aumento continuo de la obesidad infantil entre 1980 y 2015 a nivel mundial. Lo cual, muy probablemente, haya alimentado la prevalencia del síndrome metabólico. El sobrepeso y la obesidad están íntimamente relacionados con el trastorno”.
“Las políticas e iniciativas a nivel de la población para promover un entorno alimentario y de actividad física más saludable para toda la población, o para grandes grupos de población, son las que tienen más probabilidades de conducir a una reducción significativa de la carga del síndrome metabólico”, señaló.
Estas intervenciones incluyen:
El equipo buscó en la literatura para determinar una estimación cruda del síndrome metabólico para su informe en The Lancet Child and Adolescent Health.
Se incluyeron 169 estudios con 306 puntos de datos de prevalencia y 55.0405 niños y adolescentes de 44 países de 13 regiones.
Se estimó que la prevalencia mundial del síndrome metabólico en 2020 sería del 2,8% en niños y del 4,8% en adolescentes. Esto equivale a unos 25,8 millones de niños y 35,5 millones de adolescentes.
En los niños y adolescentes, respectivamente, las prevalencias eran del 2,2% y el 5,5% en los países de renta alta. Del 3,1% y el 3,9% en los países de renta media-alta. Del 2,6% y el 4,5% en los países de renta media-baja. Y, finalmente, del 3,5% y el 7,0% en los países de renta baja.
La prevalencia en niños variaba entre el 1,4% en el noroeste de Europa y el 8,2% en el centro de América Latina. Mientras, que la prevalencia en adolescentes oscilaba entre el 2,9% en el este de Asia y el 6,7% en los países anglófonos de renta alta.
Los tres países con las mayores estimaciones de prevalencia en niños fueron Nicaragua (5,2%), Irán (8,8%) y México (12,3%). En el caso de los adolescentes, esos países fueron Irán (9,0%), Emiratos Árabes Unidos (9,8%) y España (9,9%).
Los pacientes pediátricos con dolor abdominal funcional o SII pueden experimentar menos dolor y requerir menos medicamentos cuando se recetan placebos, sugiere un nuevo estudio.
Un estudio piloto de 30 pacientes pediátricos con dolor abdominal descubrió que casi tres cuartas partes de los niños informaron de una mejora del 30% en el dolor. Además, la mitad experimentó una mejora del 50% en el dolor cuando se prescribieron placebos, informan los investigadores en JAMA Pediatrics.
Los profesionales informaron de antemano, tanto a los niños como a sus padres, que el tratamiento que iban a recibir era un placebo.
“Me parece fascinante”, dijo el primer autor del estudio, el Dr. Samuel Nurko. Quien también es director del Centro de Motilidad y Trastornos Gastrointestinales Funcionales, director del Programa de Dolor Abdominal Funcional del Hospital Infantil de Boston y profesor de pediatría de la Facultad de Medicina de Harvard.
“Se trataba de un ensayo abierto con placebo y se dijo a la familia y a los niños que era inerte y no un medicamento. Aún así mejoraron. Eso es lo más impresionante de este estudio”.
El Dr. Nurko y sus colegas no saben exactamente cómo, para algunos de los niños, los placebos redujeron el dolor y la necesidad de medicación de rescate.
“Ya se ha demostrado que hay algo en el placebo que afecta a las personas de forma inconsciente y cambia el funcionamiento del cerebro. No lo entendemos. De todos modos, nos gustaría aprovecharlo para hacer desaparecer el dolor”, comentó.
Para algunos niños el efecto placebo fue lo suficientemente fuerte como para que siguieran teniendo menos dolor, incluso después de terminar el estudio.
Para otros, el dolor volvió a aparecer y sus padres pidieron que sus hijos volvieran a recibir placebos. “Acudimos al consejo de revisión institucional y aprobaron la prescripción de placebo durante un año”, informó el doctor.
El estudio fue un ensayo clínico aleatorio cruzado realizado entre 2015 y 2018 en dos centros médicos estadounidenses. Para ser incluidos en el estudio, los niños debían tener entre 8 y 18 años de edad y sufrir dolor abdominal funcional o SII. Todos los niños tenían resultados de laboratorio normales y ninguno era intolerante a la lactosa.
Los 30 niños fueron asignados aleatoriamente a recibir el tratamiento habitual solo (grupo 1) o un placebo más su tratamiento habitual (grupo 2).
Los niños del grupo 1 (controles) recibieron los cuidados habituales junto con un suministro de la medicación de rescate. Se les pidió que llevaran un diario de síntomas.
Durante tres semanas, el grupo 2 recibió el tratamiento placebo, una suspensión inerte, junto con un suministro de la medicación de rescate, la hiosciamina, para usarla para el dolor si era necesario. También se pidió a los niños que llevaran un diario de síntomas.
Durante las tres semanas siguientes, el grupo 1 recibió el tratamiento con placebo, junto con un suministro de la medicación de rescate para usarla para el dolor si era necesario.
Mientras, que el grupo 2 recibió los cuidados normales junto con un suministro de la medicación de rescate y un nuevo diario.
En general, 22 de los 30 pacientes (73%) informaron de que el tratamiento con placebo mejoró su puntuación de dolor en más del 30%. Además, 15 pacientes (50%) informaron de que el tratamiento con placebo mejoró su puntuación de dolor en más del 50%.
En cuanto a los niños que recibieron el tratamiento con placebo en la primera parte del estudio, entre “los que respondieron, en algunos el buen efecto fue persistente, otros recayeron y el dolor empeoró”, dijo el Dr. Nurko.
“Las investigaciones futuras se orientarán a tratar de comprender qué ocurre cuando los placebos funcionan en quienes padecen dolor abdominal funcional y SII”, añadió.
La mayoría de los consultorios “multimédicos” luchan por obtener ayuda de los profesionales de la salud mental y el comportamiento cuando necesitan consejos o servicios para los niños, de acuerdo con un nuevo estudio de Estados Unidos.
El estudio, sobre las respuestas de más de 1.400 consultorios pediátricos del país, reveló que para el 85% era difícil obtener ayuda con la terapia conductual pediátrica basada en la evidencia, publica el equipo en Annals of Family Medicine.
“Si se supone que la atención primaria es la columna vertebral de un sistema de salud sólido para los niños, necesita refuerzos serios”, dijo la autora, doctora Alyna Chien, de la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital de Niños de Boston.
Hay, para Chien, varias causas posibles. “El estigma, por el que algunas personas todavía no creen que los problemas de salud conductual sean problemas médicos importantes o tratables. La escasez de mano de obra, que es demasiado poca y podríamos no estar utilizando a los especialistas de la manera más estratégica. Y, por último, la falta de reembolso y los incentivos desalineados”, enumeró.
Su equipo hizo un estudio nacional sobre 1.410 centros de atención primaria y de especialidades múltiples para niños. Sus profesionales habían respondido la Encuesta Nacional de Organizaciones y Sistemas de Atención Médica (NSHOS, en inglés) del 2017-2018, sobre la dificultad para obtener servicios para niños con necesidades de salud conductual.
Los autores calificaron las experiencias de esos profesionales con una escala de cuatro puntos, de “difícil” a “nada difícil”. Hallaron que el 85% de los centros no podían obtener ayuda fácilmente.
Al considerar el tipo de práctica, la proporción con esas dificultades fue similar entre los centros independientes y del sistema. Pero los centros que trabajaban con Medicaid tenían menos problemas que el resto para obtener asesoramiento sobre medicamentos (80,5%) vs. 89,3%) y psicoterapia basada en evidencia (81%) vs. 90,4%).
https://bit.ly/3Hdtwvx The Lancet Child and Adolescent Health, online enero 17, 2022. https://bit.ly/3gcWkZl JAMA Pediatrics, online enero 31, 2022. Annals of Family Medicine, online 25 de enero del 2022.
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