La discapacidad expone a las personas a inequidades en la calidad de atención que reciben en los sistemas sanitarios. Una adecuada formación y entrenamiento del personal de enfermería puede contribuir a evitar esto. En América Latina se requieren estrategias educativas que hagan foco en las necesidades particulares de estos pacientes.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que alrededor de un 12% de la población de América Latina vive al menos con alguna discapacidad. Son 66 millones de personas que padecen deficiencias y que al interactuar con diversas barreras del entorno ven comprometida su participación plena y efectiva en la sociedad. Sufrir una discapacidad predispone a tener peores resultados en materia de salud, un nivel más bajo de empleo y una mayor pobreza. Pero, además, condiciona el acceso de las personas a una atención de calidad en los sistemas sanitarios. Diversos estudios resaltan aspectos a mejorar para dar con una mayor equidad en la región: uno de ellos es la capacitación y el entrenamiento específico del personal de enfermería.
Las necesidades de los pacientes con discapacidades -ya sean físicas, mentales, visuales o auditivas- plantean desafíos particulares en el ámbito sanitario. Basta reparar por ejemplo en lo complejo que resulta manejar el dolor en un paciente con demencia. O la dificultad que impone en la comunicación una hipoacusia.
Existe consenso en que la enfermería se encuentra en una posición inmejorable para brindar soluciones a pacientes con discapacidad. Así lo establecen diversos trabajos de investigación que brindan evidencias clínicas para todos los niveles de atención. Pero en la práctica son numerosos los testimonios de profesionales que refieren padecer déficits en la formación.
Aunque dicho fenómeno no ocurre solo en Latinoamérica. Un reciente artículo de revisión -publicado en la revista Nursing Open– identifica estas barreras en profesionales de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido. Concluye que la necesidad de una mayor educación y entrenamiento de los profesionales también existe en esos países.
El trabajo resalta lo insuficientes que resultan las oportunidades de formación y entrenamiento en discapacidad durante el trayecto formativo. Por ejemplo, menciona que en una encuesta del Reino Unido el 86% de los participantes tiene dificultades en la comunicación con personas que padecen trastornos del neurodesarrollo. Aunque luego solo el 8% asegura haber recibido en algún momento formación específica en ese tópico.
El panorama en Latinoamérica es similar y así lo refleja un artículo de revisión publicado durante 2021 en la revista Enfermería Investiga. Allí ,Mariela Paulina Beltrán Espín, investigadora de la Universidad Técnica de Ambato (Ecuador), menciona que la calidad del cuidado en enfermería en la región se ve limitada por varios factores. Pero destaca como relevante que los profesionales de enfermería generalmente se sienten poco preparados para atender personas con discapacidad.
Las prácticas de enfermería en estos pacientes buscan satisfacer necesidades básicas, minimizar el riesgo de complicaciones y favorecer la recuperación de la función perdida. Eso demanda la puesta en marcha de protocolos específicos que abordan el cuidado de la alimentación, el empleo de medicación, la rehabilitación, la asistencia tecnológica, el soporte psicopedagógico. También, por supuesto, la educación familiar.
Ambos trabajos citados anteriormente concluyen que para dar con una enfermería de calidad se necesita una mayor educación y entrenamiento de los profesionales. Especialmente con iniciativas que hagan foco en el reconocimiento de las necesidades particulares que desencadena la discapacidad. Para ello proponen cambios curriculares en instituciones dedicadas a la formación y un mayor impulso a programas de especialización en esta problemática.
“Mejorar la calidad asistencial en discapacidad requiere aprender a reconocer a los usuarios como el centro de la atención, con miras a la integralidad, continuidad, eficacia, eficiencia y también a la equidad de los servicios”, comenta en el artículo Beltrán Espín. Y agrega que todo debe suceder “bajo la imperante garantía y protección del derecho a la salud y a una vida digna”. En sintonía, la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatiza que en poblaciones vulnerables resulta esencial mejorar el desarrollo de los recursos humanos.
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100 horas-Khanlou N, Khan A, Kurtz Landy C, Srivastava R, McMillan S, VanDeVelde-Coke S, Vazquez LM. Nursing care for persons with developmental disabilities: Review of literature on barriers and facilitators faced by nurses to provide care. Nurs Open. 2022 Aug 24. doi: 10.1002/nop2.1338. Epub ahead of print. PMID: 36000482.
-Beltrán Espín, M. P., & Velasco Acurio, E. F. (2021). CALIDAD DEL CUIDADO ENFERMERO EN PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN EL CONTEXTO DE AMERICA LATINA. Enfermería Investiga, 6(5), 58–65. https://doi.org/10.31243/ei.uta.v6i5.1011.2021
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