Vacunas de ARNm para COVID-19 no afectarían fertilización in vitro y mamografías informan sobre enfermedad cardiovascular en mujeres mayores.
Siempre preocupó el posible efecto perjudicial que podría surgir dada la similitud entre la sincitina-1, una proteína de fusión placentaria humana, y la proteína espiga del SARS-CoV-2 expresada tras administrar la vacuna para el COVID. El equipo de la doctora Sarit Avraham, del Centro Médico Shamir, de Tzrifin en Israel, lo explica.
Los autores estudiaron a 200 mujeres, de entre 20 y 42 años. Estas habían hecho un tratamiento de FIV en dos centros médicos en Israel entre enero y abril del 2021.
En Fertility and Sterility, el equipo publica que todas habían recibido dos dosis de una vacuna de ARNm para el COVID-19. Esto, por lo menos dos semanas antes de comenzar la estimulación ovárica. Los autores compararon los resultados con los de otras 200 mujeres de la misma edad pero sin vacunar. Las cuales habían seguido el mismo tratamiento en el mismo intervalo.
El equipo no halló una diferencia significativa entre las mujeres vacunadas y sin vacunar en la cantidad promedio de ovocitos recuperados por ciclo (10,6 versus 10,7).
Con ciclos de “congelación total”, la tasa de fertilización (55,4% con vacunación y 54,3% sin vacunación) y la cantidad promedio de embriones criopreservados (3,6 y 3,3) no variaron significativamente entre los grupos. Tampoco hubo diferencia en la tasa de fertilización con la transferencia de embriones frescos (64,8% y 62%).
La tasa de embarazo clínico con embriones frescos en 128 pacientes vacunadas y 133 no vacunadas fue, respectivamente, del 32,8% y 33,1% (p=0,96). La tasa de embarazo bioquímico fue del 4,7% y 9,8% (p=0,11).
El equipo no detectó ningún efecto de la vacuna en el desempeño de los ovocitos y las tasas de embarazo en los modelos de regresión.
Los autores consideran que “el tamaño de la muestra es suficiente para poder controlar su efecto”. Aún cuando el diseño retrospectivo del estudio es una limitación.
El doctor Raoul Orvieto, director de la Unidad de FIV del Centro Médico Sheba, Tel Aviv, participó del estudio, pero no figura entre sus autores. Señaló que con el equipo analizó “todos los aspectos del COVID-19 y su relación con la fecundidad”. “Primero, revisamos si el virus tiene algún efecto en la FIV y hallamos una pequeña disminución de la cantidad de embriones. Esta parece desaparecer después de 3 meses”, sostuvo.
En un nuevo estudio, los investigadores descubrieron que las calcificaciones arteriales mamarias observadas en la mamografía digital de cribado se asociaban con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular ECV a lo largo de unos seis años en mujeres posmenopáusicas.
“Esperamos que nuestro estudio fomente una actualización de las directrices para informar sobre las calcificaciones arteriales mamarias en las mamografías de rutina“. Dichas afirmaciones fueron dichas por el Dr. Carlos Iribarren de la división de Análisis de Kaiser Permanente Norte de California, en Oakland, en un comunicado de prensa.
“Nuestro estudio ha movido la aguja para recomendar la evaluación rutinaria y la notificación de la calcificación arterial mamaria en las mujeres posmenopáusicas”, señaló. “Integrar esta información en las calculadoras de riesgo cardiovascular y utilizar esta nueva información puede ayudar a mejorar las estrategias de reducción del riesgo cardiovascular”.
Los resultados, publicados online en Circulation: Cardiovascular Imaging, se basan en 5.059 mujeres de entre 60 y 79 años que se sometieron a una mamografía digital de rutina entre 2012 y 2015. La calcificación arterial mamaria (CAM) estaba presente en 1.338 mujeres 26,5% y ausente en el resto.
Luego de un seguimiento medio de 6,5 años, se produjeron 155 (3,0%) eventos de ECV aterosclerótica (EA) y 427 (8,4%) eventos de ECV global. Tras ajustar por los factores de riesgo de ECV tradicionales, la presencia de CAV se asoció con un riesgo significativamente mayor de ECV por AS (cociente de riesgos instantáneos, 1,51; P=0,02) y un riesgo 23% mayor de ECV global (HR, 1,23; P=0,04).
“No hubo una clara asociación dosis-respuesta del CAV con la ASCVD o la ECV global cuando el CAV se modeló utilizando tertiles”, informan los investigadores. “Se necesitan más investigaciones en cohortes grandes con un período de seguimiento más largo para delinear mejor la asociación dosis-respuesta entre la carga de CAV y los resultados de la ECV. Y para establecer el valor de la CAV en las mujeres antes de los 60 años”, describen el Dr. Iribarren y sus colegas.
Sin embargo, podría ser que seis años de seguimiento no sean suficientes para proporcionar un número de eventos suficiente para que surja la asociación dosis-respuesta, señalan. Encontraron un efecto de umbral para la ECV global con una carga de CAV muy alta (percentil 95 cuando el CAV está presente).
Los resultados también sugieren que la CAV añade información pronóstica para la ECV en todos los niveles de riesgo de la ecuación de cohortes agrupadas (ECP).
“Esto implica que las mujeres con CAV en riesgo limítrofe o intermedio de ECV pueden ser candidatas a un tratamiento más agresivo, y las mujeres con CAV ya en alto riesgo pueden ser candidatas a intensificar la terapia”, dice el equipo.
En general, los investigadores afirman que su estudio “se suma al conjunto de pruebas de que la evaluación y la notificación del estado del CCB tienen una utilidad potencial para cambiar la práctica clínica y repercutir en la prevención primaria de la ECV en las mujeres”.
El estudio no contó con financiación comercial y los autores no tienen conflictos de intereses relevantes.
Ginecología
80 horasCardiología Medicina general Uncategorized
80 horasFertility and Sterility, online 24 de febrero del 2022
https://bit.ly/34Np34U y https://bit.ly/34IHgjU Circulation: Cardiovascular Imaging, online el 15 de marzo de 2022
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