La pandemia de COVID-19 ha repercutido a nivel físico en la población infantil.
Mucho se ha hablado sobre las consecuencias psicológicas que la cuarentena podía tener en las niñas y los niños. Sin embargo, este año, con la vuelta a las escuelas y a la actividad física, se está haciendo evidente que la pandemia de COVID-19 también ha repercutido a nivel físico en la población infantil. Por ejemplo, en varias, escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires se están notificando casos frecuentes de fracturas. Pero, lamentablemente, este tema no se está tratando lo suficiente.
Viviana García, profesora de Educación Física en el Distrito Escolar N°4, comenta que, en comparación con otros años, a lo largo de este 2021 ha habido más lesiones entre las niñas y los niños. Estas lesiones, no solo se producen en las horas de educación física, sino también en los clubes y hogares.
¿A qué se puede atribuir este aumento?
En un informe publicado a finales de 2018, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) expresaba que, en América Latina, el hambre afectaba a “39,3 millones de personas, el 6,1 % de la población regional”.
Entre 2015 y 2016 el número de personas subalimentadas había crecido en 200.000. Y, entre 2016 y 2017, el incremento fue de 400.000. Argentina, Bolivia y Venezuela fueron los países que presentaron un mayor crecimiento en estas cifras durante ese período. No obstante, la crisis económica de 2020, derivada en gran parte de la pandemia de COVID-19, ha aumentado aún más estos números.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), del número total de personas desnutridas en 2020, un 8% (60 millones) habita en América Latina y el Caribe.
La ONU explica que el costo de los alimentos y la cantidad de personas que no pueden pagar una dieta saludable son algunas de las causas de esta tendencia hacia la desnutrición. Lamentablemente, el acceso a una dieta saludable y equilibrada está fuera del alcance de unos 113 millones de habitantes de Latinoamérica.
La licenciada en nutrición Marisa Canicoba, en una entrevista con Océano Medicina, había ofrecido un breve balance sobre algunas de las causas de la malnutrición en Argentina: “Durante el Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS, 2017) realizado en ocho países, en donde participó Argentina, se calculó la ingesta de azúcar total y agregada y se constató la prevalencia del consumo excesivo de azúcar”.
Por otra parte, la profesional indicó que las guías alimentarias argentinas proponen consumir 5 porciones entre frutas y verduras por día. Actualmente el consumo es de 1.9, por lo que se debería optimizar la educación alimentaria para mejorar la alimentación.
Los datos aportados por Canicoba son confirmados por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana a través del Indicador Barrial de Situación Nutricional. Este instrumento se llevó adelante en el marco del Observatorio “Argentina contra el hambre”, durante los meses de diciembre de 2020 y febrero de 2021. Para realizar la iniciativa se convocó a más de 50 mil niños, de 1.066 comedores y merenderos.
El Indicador precisó que, actualmente, el 42,1% de los niños y adolescentes de 2 a 18 años presenta malnutrición. Específicamente, según los nuevos valores ENNyS 2-MSN/ OMS, en el 39,2% de los casos la malnutrición sería por exceso (18,6% por sobrepeso y 20,6 % por obesidad); y en el 2,9%, por déficit (bajo peso).
En la primera infancia (2 a 6 años), de acuerdo con el IMC/EDAD, el 32,4% de los niños presenta malnutrición. En el 2019 la cifra era de 27,4%, por lo que se incrementó 5 puntos porcentuales la malnutrición en esta etapa.
El mayor grado de malnutrición se evidencia entre quienes tienen entre 6 y 10 años. Tomando en cuenta el IMC/EDAD, el 49,1% presenta malnutrición. En el 2019, el número era de 43,8%. Es decir, que en casi dos años la malnutrición en este rango etario se incrementó 5,3 puntos porcentuales.
Para la profesora García, el sedentarismo es el gran responsable de las lesiones de las niñas y los niños ya que “contribuye al desarrollo de la obesidad, fragilidad de huesos y músculos. También, puede afectar la postura de la columna vertebral y reducir los niveles de calcio, lo cual predispone a las fracturas”.
“La cuarentena fue un período de mayor sedentarismo, que implicó el cese de las actividades deportivas y de educación física. Además, los niños incrementaron el tiempo frente a computadoras. Es esperable que la vuelta a la actividad traiga como consecuencia un aumento en los casos de lesiones agudas y traumatismos directos”, aclara la licenciada en Kinesiología, Analía Paglione.
-En la mayoría de los casos es de tipo conservador, no quirúrgico. La zona donde existió la fractura se enyesa y el hueso se regenera, gracias a la gran plasticidad del cuerpo infantil. Si el abordaje es de tipo quirúrgico, se debe conocer la técnica que se llevará a cabo. En base a eso se planifica el tratamiento. En ese caso es importante el trabajo articulado con el cirujano.
A diferencia del adulto, los ejercicios kinesiológicos realizados con niños son, en la mayoría de los casos, de tipo lúdico, para estimular la zona que se deseé tratar.
ONU OPS Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana
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