Este tratamiento vanguardista se lleva a cabo en México desde hace cuatro años por un grupo de neurocirujanos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y consiste en dos tiempos quirúrgicos.

En el primer día, el paciente está despierto y se le acopla un marco de esterotaxia en la cabeza, el cual permite colocar de manera precisa y exacta el estimulador en los núcleos cerebrales profundos.

El segundo tiempo se realiza al siguiente día con el paciente bajo anestesia general. Se le colocan los estimuladores o baterías por debajo de la clavícula.

Posteriormente, la persona permanece 24 horas en observación, es egresado a su domicilio, el aparato permanece apagado durante un mes y después se enciende para regular la respuesta a la estimulación cerebral.

El doctor Carlos Raúl Rangel Morales, quien encabeza al equipo de especialistas, explicó que no todo paciente es candidato a este procedimiento.

“Dentro de los criterios que se deben cumplir se encuentra padecer la enfermedad con cinco años de evolución, presentar síntomas como rigidez, lentitud motora, temblor e inestabilidad postural, con complicaciones motoras de difícil control, contar con pruebas neuropsicológicas y psiquiátricas para descartar que tenga otra enfermedad que sea criterio de exclusión como una depresión profunda”.

Características del tratamiento

“Este es un procedimiento que aunque no cura la enfermedad, le permite al paciente vivir sin los síntomas y signos de 15 hasta 20 años, lo único que se van a cambiar son las baterías cuya duración es de dos a cinco años dependiendo la intensidad con la que se programe el sistema”, precisó Rangel

La doctora Leticia Martha Hernández Juárez es la jefa del Servicio de Neurología de la Unidad Médica de Alta Especialidad, donde se realizan las intervenciones. La profesional comentó que esta enfermedad es la primera causa de alteración neurológica y discapacidad en personas mayores de 55 años y se manifiesta con rigidez y temblor de las extremidades: manos, cabeza, barbilla y boca, dificultad para caminar o hablar, se pierde la expresión facial, empieza a salivar, e incluso presenta estreñimiento, problemas urinarios y depresión.

La especialista detalló que a través de electrodos se busca estimular las áreas que pueden responder para que la sustancia química que tiene el paciente de manera natural en el cerebro, conocida como ledovopa endógena, funcione como otro fármaco más, junto con sus medicamentos. “Muchos tienen la idea errónea de que al realizarle la cirugía de Parkinson van a dejar de tomar sus medicinas y se van a curar, pero eso no sucede, es simplemente mejorar su calidad de vida con este procedimiento neuroquirúrgico”, aclaró.

Luego de la cirugía

“Después de la cirugía es como volver a resetear al paciente para que tenga buena respuesta al tratamiento, mejore su motricidad y su estado de ánimo al sentirse una persona nueva, con más posibilidades de salir adelante, regresar a sus actividades cotidianas. De ahí la importancia de ofrecer este procedimiento a pacientes con esta enfermedad”, refirió la doctora Hernández Juárez.

Cabe señalar que la estimulación cerebral profunda se realiza desde el 2018 y hasta el momento se tienen a 15 pacientes con cirugía de Parkinson.