Se ha relacionado algunos efectos adversos, como fracturas femorales atípicas, con la ingesta de ese tipo de fármacos
Desde hace más de 20 años, los bifosfonatos representan el tratamiento farmacológico más ampliamente recetado para la osteoporosis, ya que reduce el riesgo de fracturas en mujeres posmenopáusicas hasta en un 50%.
Sin embargo, en la última década, la fármacovigilancia ha asociado el uso prolongado (más de 3-5 años) de este tratamiento con efectos adversos como fracturas femorales atípicas (FFA), que son fracturas raras con una morfología transversal y frágil. La morfología de la fractura inusual sugiere que el tratamiento con bifosfonatos puede afectar los mecanismos de endurecimiento en el hueso cortical.
Para determinar la causa subyacente de las FFA y su relación con los bisfosfonatos, un equipo de investigadores de Alemania, Australia y Estados Unidos (Cornell University, New York), realizó un estudio que fue publicado por la revista científica PNAS. El objetivo del ensayo fue comparar las propiedades composicionales y mecánicas de las biopsias óseas de pacientes tratadas con bisfosfonatos que presentaron FFA y aquellas pacientes con fracturas osteoporóticas típicas con y sin tratamiento con bisfosfonatos.
Las biopsias del hueso cortical femoral proximal adyacente al sitio de la fractura se obtuvieron de mujeres posmenopáusicas durante la cirugía de reparación de fracturas o artroplastia total de cadera. Las pacientes fueron asignadas a cinco grupos basados en la morfología de la fractura y antecedentes de tratamiento con bisfosfonatos.
Los especialistas encontraron que las pacientes que fueron tratadas con bifosfonatos y habían sufrido una FFA mostraban un hueso más duro y más mineralizado que las que ingirieron los fármacos pero habían sufrido una fractura típica. Los bifosfonatos, como se sabe, detienen el desprendimiento del hueso afectado y propician la remodelación ósea. Pero luego de varios años, este proceso –que dura 10 años en una persona sana- altera la composición del hueso y resulta, paradójicamente, en una fragilidad ósea.
Aún así, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) reafirmó en 2016 que los beneficios de los bifosfonatos por vía oral para reducir el riesgo de fracturas graves en personas con osteoporosis continúan superando los riesgos potenciales, aunque seguirán investigando al respecto.
En 2012, la misma agencia estadounidense informó que los estudios clínicos que miden la efectividad del uso de bifosfonatos a largo plazo mostraban que “algunos pacientes pueden dejar de usar bifosfonatos después de tres a cinco años y aún continuar beneficiándose de su uso”.
Otro efecto adverso que la FDA vinculada al tratamiento con bifosfonatos es el cáncer de esófago, muy raro en mujeres. La agencia explica cómo funciona el tratamiento de los bifosfonatos de la siguiente forma:
Los huesos experimentan un proceso continuo de remodelado, en forma de resorción ósea (desintegración) y formación ósea. La pérdida ósea relacionada con la osteoporosis se produce cuando la resorción es mayor que la formación. Los bifosfonatos reducen la resorción ósea, disminuyendo así el ritmo de la pérdida ósea.
Durante el tratamiento, los bifosfonatos se convierten en parte del hueso recientemente formado y pueden permanecer allí durante años, a través de muchos ciclos de resorción y formación.
Situación en Argentina
Una de cada cuatro mujeres mayores de 50 años sufre osteoporosis en la Argentina, según la International Osteoporosis Foundation y su estudio sobre la incidencia de la enfermedad en Latinoamérica.
La auditoría realizada por la institución considera que la geografía de la Argentina mantiene relación con diversas tasas de prevalencia de la enfermedad, ya que el país está conformado por diversas regiones climáticas que van desde un clima considerablemente frío en el sur a un clima subtropical en el norte.
El Estudio Latinoamericano de Osteoporosis Vertebral (LAVOS), por su parte, encontró una prevalencia general del 16,2% de fracturas vertebrales en mujeres argentinas de 50 años o más.
Los costos de hospitalización de las fracturas de cadera y vértebra en Argentina superan los 190 millones de dólares al año. “En consecuencia, los costos de la osteoporosis para el sistema de salud pública son asombrosos; sin embargo, los gobiernos federal o provincial de Argentina no otorgan alta prioridad a la enfermedad”, asegura el estudio.
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