ChatGPT promete revolucionar el ámbito de la salud. Aunque también trae consigo temores acerca de potenciales riesgos para profesionales y pacientes. Se pide una mayor evaluación de las implicancias que tiene el empleo de dicha herramienta de inteligencia artificial.
ChatGPT es un prototipo de chatbot de inteligencia artificial especializado en el diálogo. Fue desarrollado en 2022 por OpenAI y su aparición -como sucede con todo fenómeno disruptivo- trajo consigo euforia por las posibles utilidades y temores por las dificultades que genera su empleo. El ámbito de la salud no ha estado exento de dicha tensión
La herramienta tecnológica promete revolucionar la actividad asistencial, la investigación clínica y la formación de los profesionales de la salud. Utilizada de manera correcta, ChatGPT puede significar una aceleración de la innovación en el cuidado de la salud. Pero su uso erróneo podría desencadenar riesgos para profesionales y pacientes. Aunque el debate, por supuesto, recién comienza.
En una reciente revisión sistemática, publicada en la revista Healthcare, se brinda un panorama de lo investigado hasta el momento acerca del rol de ChatGPT en este ámbito. En el texto, que lleva la firma del Dr. Malik Sallam (Universidad de Jordania), se mencionan algunos beneficios que pueden surgir en la práctica clínica asociados al empleo de ChatGPT.
Las ventajas incluyen una optimización del flujo de trabajo clínico, con ahorros de costos y tiempo, además de una mayor eficiencia en las prestaciones. Un ejemplo práctico puede ser la capacidad de la herramienta tecnológica para producir informes médicos y de ese modo aliviar el peso de las tareas que realizan diariamente los profesionales de la salud.
Pero ChatGPT, además, tiene la potencialidad de transformar la práctica de la atención sanitaria. La precisión de los diagnósticos, la mejor predicción de riesgos, o la evolución, de enfermedades, y un mayor desarrollo de la investigación traslacional despiertan expectativas en ese sentido. La herramienta ya ha sido ensayada en el diagnóstico del cáncer de mama e involucrada en estrategias que se nutren de la medicina personalizada.
Otra área de interés para ChatGPT y los profesionales de la salud es la investigación sanitaria. Aquí las promesas incluyen una revolución en la redacción científica. Pero también cambios en el propio proceso de investigación. Por ejemplo, la revisión de la literatura disponible acerca de alguna temática podría significar ahorros de tiempo y energías, así como una mayor dedicación de los investigadores a tareas que no pueden prescindir de la participación humana. Por otro lado, la capacidad de comunicar resultados de investigaciones en distintos idiomas contribuiría a una mayor equidad y diversidad en el campo de la investigación.
En la formación de los profesionales de la salud, ChatGPT también despierta interés. Tiene un potencial transformador que ha llevado ya a revisar algunos aspectos de las prácticas educativas actuales. Estos incluyen la adquisición de nuevos conocimientos y a la evaluación de aprendizajes. La capacidad de la herramienta tecnológica de pasar exámenes, escribir ensayos u otros documentos académicos, adecuar los contenidos a cada estudiante en particular, o la capacidad para motivar y facilitar el autoaprendizaje es objeto de estudio.
En el texto se mencionan las dificultades que puede acarrear el empleo de ChatGPT en las distintas áreas de desempeño de los profesionales de la salud. Se destacan algunas cuestiones generales, tales como: inconvenientes éticos, problemas con derechos de autor, complicaciones legales, plagio, falta de originalidad. Además, existe riesgo de dar con contenido inexacto y la aparición de las denominadas alucinaciones. La presencia de conocimiento limitado, o los problemas de ciberseguridad y la posibilidad de infodemia, también despiertan especial preocupación.
Para el Dr. Sallam, el uso generalizado de ChatGPT en la educación, la investigación y la práctica del cuidado de la salud resulta inminente e inevitable. Es por eso que pide pautas y regulaciones que permitan a todas las partes interesadas garantizar el uso seguro y responsable de esta nueva tecnología.
Finalmente, en las conclusiones del trabajo, el autor ejemplifica de manera gráfica comparando con el automovilismo. Dice que a la situación se la podría ilustrar con la Ferrari F2004. Para muchos, es el mejor auto de la escudería de la historia y, en manos de Michael Schumacher, rompió varios récords en la Fórmula 1. “No sé qué hubiera pasado si yo hubiera sido el piloto, quizás solo hubiera roto paredes y dejado daños irreparables”, comenta el Dr. Sallam en el artículo. Otros expertos también han pedido por una desaceleración en el desarrollo de aplicaciones y un freno para pensar posibles implicancias. Se sabe, nunca es bueno chocar una Ferrari.
Sallam M. ChatGPT Utility in Healthcare Education, Research, and Practice: Systematic Review on the Promising Perspectives and Valid Concerns. Healthcare. 2023; 11(6):887. https://doi.org/10.3390/healthcare11060887
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